Por bastante tiempo creí que estaba en Bingen, pero resulta que esta
ciudad, célebre precisamente por santa Hildegarda, está “del otro lado” del Rin
(respecto de Johannisberg).
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Abadía de Bingen |
Así que estuvimos, en realidad, en Eibingen, que
está “de este lado”. Hay allí un monasterio hermoso, con paredes de piedras
marrones y dos torres triangulares; cerca, una iglesia de peregrinación. (Ésta
es la verdaderamente antigua, aunque no lo parezca; el monasterio aquél data
apenas de principios del siglo XX; como muchos similares, fue construido en
estilo “imitación románico”.)
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Abadía de Bingen (entrada) |
Todo recuerda a unas de las santas nacionales alemanas, de la Edad Media, feminista avant
la léttre, autora de canciones y poemas místicos en una época no precisamente
muy proclive a aceptar esas cosas en las mujeres. También es una precursora de
la medicina natural, aunque esto me suena más raro.
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Claustro de Bingen |
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Claustro de Bingen - Estatua de santa Hildegarda |
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Hay varias estatuas que la recuerdan, y el monasterio tiene hermosos
frescos y una “tipografía” muy peculiar en las paredes. Le saqué fotos porque
quizás pueda usarla algún día: deformación profesional, goce suplementario.
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Interior de la abadía |
Estas iglesias quedan entre el Rin, que se ve allá abajo, siempre
hermoso, y las colinas repletas de vides que son características de la región.
Uno no sabe con qué quedarse o qué mirar. Claro, es un paisaje esencialmente
romántico pero, pensando en santa Hildegarda y otros de su estirpe, no hay
dudas de que también es un paisaje místico.
Sólo hay que imaginar los inviernos helados y los otoños brumosos de la
zona; las noches prematuras que parecen también eternas; la humedad que todo lo
penetra; el sol escaso, pero que cuando sale parece una bendición especial,
simbolizada en el brillo de las uvas pletóricas.
Todo esto remite a estados de ánimo muy especiales, no es ningún
descubrimiento ni pretendo que lo sea. Los románticos eran místicos a su modo,
aunque a veces sobreactuaban.
Me acuerdo un poco de lo que dice Bjork sobre Islandia: en lugares así,
en donde siempre parece ser de noche, no se puede hacer mucho más que beber,
cantar y hacer el amor. Acá, a orillas del Rin, podemos ver el vino, la música
y, a su manera, el abrazo erótico que, románticos o místicos, los famosos de la
zona prodigaban a su manera.
Algunos links sobre santa Hildegarda de Bingen
(Todas las fotos son mías.)
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